Friday, November 5, 2010

Una hora de estudio, una hora de oración

"Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración." (San Josemaría, Camino, 335)

Me acorde de esta frase de San Josemaría mientras caminaba yo deprisa hacia la Biblioteca a las 11:30 de la mañana hoy. Es que acababa de terminar un trabajo de dos horas y media: haciendo un folleto de cuatro hojas para repartir a los pinoys que van a Barcelona para estar con el Papa el domingo, 7 de noviembre.

"Es que tengo que hacerlo," pensé anoche. Podría no hacerlo porque esto me costará -- eso, dos horas y medio -- horas que son preciosas para mi tesis doctoral. Pero algo en mí razonaba también que será una buena oportunidad de dar algo informativo a los filipinos que van a hacer esa peregrinación. Pues, en el folleto, se puede sacar información sobre la visita del Papa, sobre Montserrat (que vamos a visitar a la vuelta) y algunas fotos de las peregrinaciones anteriores.

Al final, decidí hacerlo desde la primera hora de la mañana. Cuando lo acabé, tenía más o menos una hora y media para ir a la Biblioteca y trabajar en mi tesis. (Tenía que hacer el folleto esta mañana para poder imprimirla en Bidasoa por la tarde porque mañana, no habrá nadie en el seminario: viajarán los seminaristas a Barcelona con el mismo motivo).

Me apresuré hacia la Biblioteca pensando en aprovechar bien esa hora y media de trabajo. "Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración," sonaban las palabras alentadoras del santo en mis oídos. Y así lo procuré hacer. Eran minutos intensos, bien aprovechados y...por supuesto...bien ofrecidos. (Nos hemos enterado esa misma mañana del fallecimiento de Dña. Jutta Burgraff, mi profesora antes en Ecumenismo. Así que esa hora y media de estudio, la aproveché y la ofrecí para el eterno descanso de su alma).

Al final de la mañana, me quedé contento. En el fondo, no es el número de horas que dedicas delante del ordenador lo que cuenta, sino el aprovechamiento que sacas de cada una de ellas. Sólo de esta manera puede llegar a ser realidad lo que dice San Josemaría: que "una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración."

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